Y entonces grité.
Exageré un poco, la verdad; o tal vez un bastante. Si te soy sincera lo hice para que me oyera tu
roomie. No sé si te creíste el cuento de la niña buena, me convino al principio que no sabías ni qué pedo conmigo. No sé, tampoco, si te diste cuenta que desde la primera vez que te vi aquel martes ya te quería coger. Así nomás, sin amor y sin discursos y sin mentiras y sin nada, ¿ajá?, pero pues no me podía ver tan zorra, no enfrente de todo mundo. Y entonces me esperé unos días con mi cara de mustia y el viernes tempranito no sé por qué pero decidí que ese iba a ser tu día de suerte: me unté mil cremas, de las mejorcitas que tengo, me bañé en perfume, escojí la lencería negra de encaje nuevecita que me acababa de traer de New York y me enfundé en un top verde con buen escote y una faldita súper coqueta. ¿Ya me entiendes? lo tenía todo más que planeado. Ese viernes me iba yo a quitar el luto que llevaba sufriendo desde hace un par de meses por un pendejo al que se me ocurrió querer en un momento en el que, seguramente, no estaba yo pensando bien. Y tú habías sido el elegido pa semejante honor.
No te hagas, que yo te vi las ganas que me traías desde que pusiste tus ojitos en mi. Te diste cuenta de lo maravillosa que soy sin que yo te lo tuviera que decir, y te encargaste de demostrármelo ese viernes en el bar donde quedamos de vernos: no habían pasado ni diez minutos cuando a ti ya se te habían olvidado la novia que habías dejado quién sabe dónde y los modales de niño bien que te habían enseñado en escuela de paga desde hace quién sabe cuánto. Y a mi, entre tus manos y la quinta chela, se me empezaban a olvidar un poquito también, pero tenía que hacerme mensa, ¿me entiendes?, no fueras a pensar que era yo una putita.
El caso es que unas horas después ya estábamos en tu cama. Nos arrancamos la ropa sin casi darnos cuenta, ¿te acuerdas? aunque yo creo que no te acuerdas de lo borracho que estabas. Y yo saqué mis mejores truquitos. Nunca se me va olvidar la cara que pusiste cuando me viste en calzones, no te lo podías creer. Y yo en las nubes, ¿ajá?, así sin pensar en nada. Te volvían loco mis gemidos, mis besos, mi piel. Y no descansaste hasta que yo quedé satisfecha, que fue cuando grité. Pero yo creo, ahora que lo pienso, que con el gritito no sólo desperté a tu
roomie sino que también saqué al Diablo del Infierno, porque así como en automático lo primero que se me ocurrió fue pararme de la cama y empezar a chillar. Qué sustote te saqué, ¿verdad?, has de haber pensado que estaba yo loca, y con toda la razón. Pero si te digo la verdad estaba yo más cuerda que nunca, acordándome que en el bar me habías dicho que nunca se te había olvidado el nombre de ninguna de tus ex novias que te habían llorado en el justo momento en el que las habías mandado a chingar a su madre. Y entonces yo pensaba:
Si ahorita le chillo a éste, a huevo que nunca se le va a olvidar mi nombre. Y mientras tú bien preocupado tratando de ver qué pedo con la loca que se había puesto a chillar como Magdalena justo después de una cogida increíble, y por más que me hacías carita de interrogación yo ni te pelaba. Aunque tampoco el teatrito era tan de mentiras, la verdad es que sí lloré un poquito porque como que en ese momento estaba dejando ir a todos mis fantasmas, a todos los demonios que me habían estado atormentando y que tú en alguno de tus malabares habías puesto a dormir. De cualquier forma lo importante era estar ahí, desnuda, chillando enfrente de ti así como diciéndote
ven, te necesito, mira qué vulnerable y frágil soy, necesito que me abraces porque a mi me está llevando el diablo, ¿me entiendes?... y funcionó. Ahí te tenía yo tal como te quería, diciéndome quedito lo bonita que estaba mientras me limpiabas tremendos lagrimones hasta que nos quedamos dormidos. Vas a negarlo, pero a media noche yo sentí como me buscabas la mano para entrelazar tus dedos. Y yo, medio dormida, sonreí. Me había salido con la mia.
Al otro día hasta me ayudaste a vestirme en la mañana, y yo haciéndome pendeja, te dejé hacer lo tuyo. Era como si quisieras remediar algo que habías hecho mal, como si hubieras tenido tú la culpa de toda la chilladera. Me llevaste hasta mi casa. Me gustó que me abrieras la puerta del coche y que trataras de portarte como el caballerito que yo sé que no eres. Estoy segurísima que ahorita les estás contando tu aventura de anoche a tu bola de amiguetes así bien orgulloso. No te culpo,
i'm quite a catch.Yo esperaré con paciencia. Vas a llamar, estoy segura. De algo me tuvo que servir todo el pinche teatrito, ¿ajá?... Te apuesto lo que quieras a que ya no se te olvida mi nombre nunca.
Aparte, ¿te confieso un secreto?: el tuyo se me clavó tan profundo como anoche mis uñas se enterraron en tu piel.
* Este es el otro lado de la historia de Lenna posteada aquí abajito. No pude resistirme, estaba demasiado buena.
13 comentarios:
Y la ovación se pone de pié ante estos dos últimos posts!
Quizá este es el secreto del BILF... continuar la historia del anterior o darle un giro nuevo...
Gracias chicas por revivir el blog!
Qué bueno que te gustó!!!
Ya pronto la renovación total, prometidooo!
El personaje (porque a medio leí tu blog y el nuevo blog) te queda, pero cuidado de que no se te haga tedioso. Fue buena idea agarrar el cuento de alguien más.
Felicidades a ambas.
llamaràs, yo lo sè, si no es ahora mañana serà (8) justo oìa esa canciòn.
Anoche soñè contigo, era raro. Luego te cuento.
Lola: Gracias!
Choko: Soñaste conmigo?? jajaja cuéntamelo todoooo!
Esto si se volo la barda... de lo mejor que he leido esta semanaaaaaaaaaaa!!!
Gracias, Dr. Mille!!!
No, no, no! Gente! Esto no es continuar la historia de otro... eso se hace con el Kabeza.
Lo suyo es algo asi como Side A - Side B (young ones won't get it... yhea,´I´m old). Eso si, les quedo muy chido, muy sensible y lo mejor de todo, muy real... checaron lo emocional/histerico/viceral de la chica, el en-amor-a-miento del chico... snif.
Eclesiástico 42-14 The big book is always so damm right. XD
Side A, Side B, me gusta eso. A lo mejor se podría aplicar al nuevo blog!
Uy, eso de las chilladeras justo después de coger -o incluso peor: durante el palo-, sí lo saca a uno regacho de onda. No se sabe qué cara poner. En mi experiencia, para no cagarla, y coniciendo la susceptibilidad y volubilidad femeninas, puedo decir que lo mejor que puede hacerse es no decirles nada, y simplemente, si se dejan, abrazarlas (así no te ven a la cara para constatar lo malviajado que éstas y no tienes que tratar de finjir un rostro de preocupación o empatía).
Y qué pasa cuando los hombres (que sí son machos)lloran en la cama después de tener sexo...
Angel: Neta te ha pasado?... Chale!
Anónimo: Yo una vez casi hice llorar a uno...
Lei primero la replica de La Marmota y después la inicial, ambas muy buenas, y me gusto mucho el enfoque de ambas partes
dice la canción "yo juego a que te creas que te creo...."
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