Sucedió hace algunos años.
Definitivamente ella no era su tipo así que debía hallar la forma para terminar determinantemente con ella. Había sido un suplicio estar con ella, siempre hacía cualquier tipo de berrinche y terminaban disgustados cerca de una o dos horas, después de eso hacían el amor de una forma más que animal. Ella lo rasguñaba en la espalda, para eso nunca se limaba las uñas, las dejaba crecer para clavárselas con más y más fuerza. Él no paraba de darle tremendos jalones de pelo, la tomaba de las muñecas con una fuerza incomparablemente desmedida, tanto que seguido ella traía moretones que se tornaban verdes en su piel sumamente blanca. Después de que él terminara (porque solía pasar que ella jamás llegara al orgasmo) él la tiraba de vuelta a la cama y la abandonaba en el cuarto de hotel.
Ella terminaba llorando, sintiéndose cada vez peor, pero con fuerzas similares al coraje que se tornaba en venganza y entonces cerraba el puño hasta sangrar. Sus cicatrices en la palma de la mano le hacían recordar el rencor que sentía cada vez que la dejaba.
Y entonces él, al llegar hasta ella, fumando un cigarrillo en la mano le dijo sin más:
- Me voy y no quiero verte más. No me busques, quiero estar solo, sin tus caprichos, fuera y lejos de tus rabietas sin razón, extremadamente infundadas. No quiero saber de ti ni de tus nuevos o viejos novios, no deseo mirar tu rostro cuando tengo sexo. Quiero que desaparezcas de mi vida de una forma total y determinante.
Ella seguía con la cabeza gacha.
Hasta que por fin se atrevió a hablar:
- ¿Puedo decir algo?
- Por supuesto, tienes tu derecho de réplica, pero de una vez te advierto que será lo último que digas y aún así no me harás cambiar de opinión.
Ella, consiente de su dicho, de que la detestaba y lo sabía, de que los caprichos y berrinches que hacía eran tremendamente fundados por la actitud ligera con las mujeres, por la inseguridad que él le manifestaba a cada instante, debido a su tono de voz que lejos de ser indulgente le parecía un auténtico derroche de reproches y de sin razones, y ¿Porque no decirlo? lo cierto es que se acomplejaba ante ella... Consiente de todo, finalmente otorgó su réplica:
- Tengo SIDA.
Sobra decir, que él se equivocó. Se volvieron a ver sólo para acompañarse a los tratamientos. Él resultó positivo.
Ninguna réplica pudo haber sido tan contundente.
Nunca esperes que las cosas cambien, porque puede ser que tus deseos, se hagan realidad y por mucho.
Definitivamente ella no era su tipo así que debía hallar la forma para terminar determinantemente con ella. Había sido un suplicio estar con ella, siempre hacía cualquier tipo de berrinche y terminaban disgustados cerca de una o dos horas, después de eso hacían el amor de una forma más que animal. Ella lo rasguñaba en la espalda, para eso nunca se limaba las uñas, las dejaba crecer para clavárselas con más y más fuerza. Él no paraba de darle tremendos jalones de pelo, la tomaba de las muñecas con una fuerza incomparablemente desmedida, tanto que seguido ella traía moretones que se tornaban verdes en su piel sumamente blanca. Después de que él terminara (porque solía pasar que ella jamás llegara al orgasmo) él la tiraba de vuelta a la cama y la abandonaba en el cuarto de hotel.
Ella terminaba llorando, sintiéndose cada vez peor, pero con fuerzas similares al coraje que se tornaba en venganza y entonces cerraba el puño hasta sangrar. Sus cicatrices en la palma de la mano le hacían recordar el rencor que sentía cada vez que la dejaba.
Y entonces él, al llegar hasta ella, fumando un cigarrillo en la mano le dijo sin más:
- Me voy y no quiero verte más. No me busques, quiero estar solo, sin tus caprichos, fuera y lejos de tus rabietas sin razón, extremadamente infundadas. No quiero saber de ti ni de tus nuevos o viejos novios, no deseo mirar tu rostro cuando tengo sexo. Quiero que desaparezcas de mi vida de una forma total y determinante.
Ella seguía con la cabeza gacha.
Hasta que por fin se atrevió a hablar:
- ¿Puedo decir algo?
- Por supuesto, tienes tu derecho de réplica, pero de una vez te advierto que será lo último que digas y aún así no me harás cambiar de opinión.
Ella, consiente de su dicho, de que la detestaba y lo sabía, de que los caprichos y berrinches que hacía eran tremendamente fundados por la actitud ligera con las mujeres, por la inseguridad que él le manifestaba a cada instante, debido a su tono de voz que lejos de ser indulgente le parecía un auténtico derroche de reproches y de sin razones, y ¿Porque no decirlo? lo cierto es que se acomplejaba ante ella... Consiente de todo, finalmente otorgó su réplica:
- Tengo SIDA.
Sobra decir, que él se equivocó. Se volvieron a ver sólo para acompañarse a los tratamientos. Él resultó positivo.
Ninguna réplica pudo haber sido tan contundente.
Nunca esperes que las cosas cambien, porque puede ser que tus deseos, se hagan realidad y por mucho.
8 comentarios:
Wow wow wow jiji, me gusto el final, que buen remate, felicidades best fucking friend
Ñiac! (como dices tu) Lo siento, no me gusto. El final es tan cabron que parece que recibi un pastelazo en la cara.
Aunque supongo que la vida es asi...
Que lo demande ¡Daño moral! Pendejo!!! Yo lo asesoro.
OMG!
Me estás dando ideas... cuidaaaadoooo!!! ;)
Me parece muy triste que este blog este destinado al fracaso.
Me parece que eres muy profesional al seguir posteando y tambien el Mecartistrónico pero ¿Que pasara? Ya no habrá mas temas?
Y tu réplica se me hace que es una historia que se la debias a alguien (se me hace un jalón de orejas para cierta persona que sabes que es un(a) loco(a) pero repito no se muy bien)
Saludos Lenna
a-bu-rri-do
Encontre el Blog porque buscaba algo sobre el VIH y me tope con esto...
entonces?
el niño bomba tiene SIDA?
y tan sanito que se veia.
bueno caras vemos.
Lucia
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