5/1/09

Claustro-fobia


Él realmente me gustaba, era como que de esos chicos indies que ves en el chopo, bien vale madres el asunto, la cosa es que era primo de mi mejor amigo y ¿Porque no? tres años menor que yo. Si tomamos en cuenta que esto pasó hace muchos años, yo tenía 20 él 17, es decir ¡Era menor de edad! Pese a esa limitante, acepté a ir con él al cine, pero no era de esos cines comerciales, era una matiné cultural en cu, así que el título de la película dejaba mucho que desear: "Lucía y el sexo". Buenísima y por supuesto él buenísimo, lo pude apreciar después de haber pasado mi mano derecha por su espléndido y sensual torso, una escena que jamás olvidaré.


Pasó mucho tiempo para que yo me lo volviera a encontrar, pese a que yo me portaba de lo más accesible con él, jamás se acercaba, me veía con cara de: Eres mala y me comerás... Realmente ni siquiera me portaba como la femme fatal que cualquiera, al saber de esta historia, supondría.


Un día, mi amigo lo llevó al trabajo (mi amigo y yo trabajabamos en la misma oficina, eramos compañeros de trabajo a demás de compañeros de escuela) y le dijo: Que Lenna te enseñe la oficina, para que hagas tu trabajo...


Me quedé igual que ustedes, no sabía que "trabajo" podría hacer un estudiante de comunicaciones al mostrarle cada rincón de la enorme casa en donde trabajaba, pero no pensé mucho en eso y le dije: Por aquí... Estaba dispuesta a hacerla de guía.


Éste es el comedor, aquí es la cocina... ¿Quieres un refresco? Aquí están las escaleras, aquí la biblioteca, aquí la oficina del jefe.... Y me interrumpe: ¿Podemos ver la oficina del jefe?


La verdad es que no vi porque no, el jefe estaba de vacaciones en Chihuahua, era viernes, no regresaría... Él ya tiene 19 y yo 22 ah! No sé porque a mi mente vino ese dato...
Claro, entra.


Le mostré el escritorio, de caoba, su librero, de caoba, su silla, de caoba... ¿Y el baño? me pregunta. Yo estaba un poco extrañada, pero igual se lo enseñé.


El baño era enorme, parecía un cuarto a parte, la regadera tenía llaves para regular la presión del agua y dar masaje (creo que tiene un nombre específico pero lo cierto es que ese dato es de los 320 que me importan un carajo) tenía jacuzzi..... Y un closet, pequeño, como para sólo guardar la bata de baño, la toalla y algunos otros menesteres.


Antonio me miró con cara de libido, una que jamás me había mostrado y comenzó a besarme y yo me dejé llevar, las caricias eran cada vez más intensas, los besos más apasionados, comencé a sudar y escuchamos ruidos cerca.


Vamos a meternos al closet, dijo Antonio de inmediato.
Si... dije en un gemido.


Abrió la puerta del closet y nos introdujimos, cerró la puerta de inmediato e intentaba seguir con la misma intensidad de besos pero yo sentí que estaba muy obscuro, muy pequeño, sentía las paredes cerrarse contra mí, comencé a ver destellos azules enmedio de la oscuridad...


Abre la puerta un poco, está muy oscuro, le susurré al oído con todo y lengüetazo integrado.
Él trató de obedecer pero... No pudo abrir... Intentó un par de veces... Hasta que me dijo: Lenna, la puerta sólo se abre por fuera.


¡SOY CLAUSTROFÓBICA GRANDÍSIMO PENDEJO! Grité, y en verdad no mentía. Comenzaba a marearme, sentía la falta de oxígeno cada vez más sofocante, iba a desmayarme.


Él realmente estaba asustado, trataba de abrir la puerta, creo que hasta sacó una de sus credeciales para tratar de botar el seguro, era en vano, la puerta no podía abrirse.


Estaba a punto de gritar, ya saben, el ambiente cero romántico hasta que él decidió patear la puerta y botar así el seguro, lo hizo dos o tres veces hasta que, finalmente, la puerta se abrió pero el marco se descuadró, hicimos un ruido estruendoso y salimos como bala para que nadie notara que fuimos nosotros.


Nos refugiamos en la cocina y nos sentamos para tomar agua, agitados. Pero nadie nunca supo que fue lo que le sucedió con el marco del clóset del baño del jefe y, sobra decir que entre Antonio y yo no hubo más que miradas de complicidad y que parecían decir "cállate no digas nada"...


Un fracaso total, todo por mi claustrofobia.
Años después me enteré que aquél "trabajo" consistía en hacer un relato sexual para una clase de literatura... Me temo que Antonio tuvo que usar su imaginación...

8 comentarios:

El mecartistrónico dijo...

Hay personas a quienes el peligro las excita más... entonces podrías aprovechar tu claustrofobia...

¿no?

Todo es cuestión de enfoque.


O al revés, aprovechar esos momentos para perderle el miedo... para que veas que pueden pasar cosas bonitas en los lugares cerrados...

Pät dijo...

Yo digo que tienes una estúpida y maniaca manera de ver las cosas, supera tu miedo, a parte ya te veo ahi gritando como histerica ¡Que vergüenza!

Ricardo Santos dijo...

jejeje de plano matò la pasiòn? chale, le hubieran seguido. digo para que no tuviera que usar su imaginaciòn para el trabajo.

Anónimo dijo...

¿en serio? No te creo...¿O si?

LauSanBal dijo...

Wooooooorale... hubiera estado menos peligroso si te hubieran vendado los ojos? Mmm... no, creo que hubiera sido peor...

Jeje, este relato bien podria haberle gustado a mi maestro de Análisis de Texto... él es digamos, "eroti-fan"

Sascha! dijo...

Que miedo, ese chico ya stab muy crecidito!

Marlenne Magallanes dijo...

Jvr, como se nota que no eres claustrofóbico, pero esta bien, algún día enfrentaré mis miedos...

Pät: Someday, somehow...

Chokö: Ya sé pero creo que era complicado después de mis gritos de terror.

Alex: Creeme.

Miss Mac: (auch! me gusta me gusta) pues a mi como que no se me da el erotismo ah ja ja ja creo que puede notarse, pero practicaré.

Lorena: Ya sé pero eso sí, guapísimo...

Ninja Peruano dijo...

Y sin embargo, tú tuviste una buena historia eh... quasi-sexual que contar.
La del trabajo de literatura deberías de haber sido tú.